JOHN DE ANDREA
Galerie
Georges-Philippe & Nathalie Vallois
7
de junio – 21 de julio de
2018
Rue
de Seine - 75006
París, FR
¿QUÉ SE PUDO VER EN ESTA EXPOSICIÓN?
Cuarenta
años pasaron
desde que John
De
Andrea expusiera
por
última vez en
París.1
Corría
el
año 1979 y el Centro Pompidou, en
su célebre exposición Copie
Conforme?,
exhibió
el
talento de De Andrea junto al de
su compatriota Chuck
Close y del
francés Jean
Olivier Hucleux.
Este
trío, como fotorrealistas que eran, se lanzaron a la tarea de
conquistar
la realidad en un
entorno que consideraba esta línea
totalmente
demodé,
out,
muerta y enterrada.
De Andrea se ha referido, en multitud de ocasiones, a su sensación de estar solo a principios de los 70, de sentirse como un aventurero loco. Conocía la obra de George Segal -quien utilizaba los mismos métodos de sobremoldeo- pero encontrar, al también hiperrealista, Duane Hanson, le infundíó una gran fuerza para seguir en su línea de trabajo. Su propuesta, opina, tiene mucho que ver son sus orígenes italianos, que luchan por salir, y se revuelve contra quienes piensan que su arte no es moderno. Es más, cree que es rebelde como pocos ya que está haciendo justo lo contrario de lo que le enseñaron. Evidentemente, no está de acuerdo con la opinión, que considera generalizada, de que la abstracción es sofisticada y el realismo, no.2
En sus 50 años de carrera, De Andrea ha realizado unas 350 obras -una cantidad importante si consideramos que cada una supone, al menos, 1.000 horas de trabajo- y varias de ellas se exhibieron en esta muestra, en la prestigiosa Galerie Georges-Philippe & Nathalie Vallois, situada en el barrio parisino de Saint-Germain-des-Prés. Se trata de un espacio abierto en 1990 y especialmente relacionado con el arte contemporáneo y el nouveau réalisme. La muestra de De Andrea no presentó gran cantidad de esculturas aunque sí muy representativas de su trabajo.
En la sala principal se colocaron cinco de estas piezas, exhibidas sin más adornos -¡muy buena elección!- formando casi un semicírculo. Se trata de Christine I (2015), Ariel II (2011), Mother and child (2013), Magdalena (2018) y Lisa (2010). Puede parecer que las seis figuras dialogan entre ellas por el hecho de compartir espacio pero... ¿Hacia donde miran las esculturas de De Andrea? ¿Realmente dialogan? No lo creo, ni tampoco opino que el artista lo pretenda. El mismo formato sigue en la sala contigua: Standing Brunette (2011) y, una de sus pieza más conocidas, Amber reclining (2015). Juntas, pero no revueltas.
Un giro cargado de significado -aunque no estoy segura de que el propio De Andrea esté interesado en cargar de significado nada- surge en el espacio habilitado para exhibir American Icon (1990). Se trata de un polivinilo pintado basado en la tragedia de Kent State, en 1970, cuando los miembros de la Guardia Nacional de Ohio abatieron a cuatro de los estudiantes que se manifestaban en esta universidad contra los bombardeos ordenados por Nixon en Camboya. De Andrea realiza una versión tridimensional de la famosa fotografía de John Paul Filo pintando la escultura en tonos de blanco y negro en honor a la foto original.
American Icon (1990) |
Esta imagen recuerda el gusto del artista norteamericano por las composiciones inspiradas en archifamosas obras de arte como Desayuno en la hierba de Monet o El taller del pintor de Courbet, creando unos tableaux vivants a los que sólo se les puede poner una pega: estas figuras, realmente, carecen de toda vida. ¿Se podría bautizar como Tableaux vivants sans vie el estilo creado por De Andrea?
Una última estancia muestra Las caras de los 50 años. Se trata de tres estanterías repletas de moldes utilizados por el artista en gran parte de su obra. Resulta interesante, no sólo como muestra de su proceso creativo, sino porque nos recuerdan de dónde vienen las casi-personas que estamos viendo.
Las caras de los 50 años |
CRÍTICA SOBRE ESTA MUESTRA
Si
R.
Magritte
acudiera a la exposición
de De Andrea diría Esto
no es una mujer,
aunque
si lo hiciera R. Arnheim diría que, por supuesto, lo
es3.
Esto nos demuestra que, hasta el
arte más realista,
está
sujeto a mil
y una interpretaciones: la
subjetividad no
es patrimonio de la
figuración desfigurada ni
de la
abstracción.
Las
obras de De Andrea me llevan a pensar en el papel de los sentidos en
la contemplación del Arte. En presencia
de sus esculturas existe una emergencia
táctil, un deseo de tocarlas o, incluso, de lamerlas. Para
Hegel, un
juicio estético presupone una distancia contemplativa que
el
arte de lo terso y pulido de
De Andrea,
elimina. El
filósofo alemán restringe lo
sensible del arte a los sentidos
teóricos: la
vista y el oído. El olfato y el
gusto, por el contrario, quedan excluidos del deleite artístico y
sólo son
receptivos para lo agradable, que no se ha de confundir con lo bello del arte.4
Mi opinión sobre las piezas de De Andrea creo
que Arhheim
la expresa meridianamente
bien: las
figuras humanas esculpidas o pintadas
en estricta obediencia
al compás
y la regla, exhalan una frialdad de muerte.5
El
nombre de John De Andrea
suele unirse al de otros
artistas como Duane Hanson,
Ron Mueck
o George Segal
pero, personalmente,
no creo que se
muevan en el mismo tablero. Homogeneizar
a un grupo de artistas porque
utilicen la representación del cuerpo
humano con un nivel de detalle casi excelente me parece un ejercicio
simplista y empobrecedor.
Padre
Muerto (1996) de
Ron
Mueck, El Holocausto
(1984)
de George Segal y
Rita la camarera
(1975) de Duane Hanson, por
poner algunos ejemplos, no me
parecen comparables entre
ellos bajo ningún criterio
y, menos aun, con la obra de De Andrea.6
Estos tres artistas me cuentan,
no tanto lo que ven, sino
cómo lo
ven. Me interesan. Siendo
franca, la obra de John De
Andrea, no.
Creo
que los títulos de las obras revelan el tono y timbre de un artista.
La
tendencia
descriptiva al
bautizar las piezas en De Andrea
-Jennifer,
Amber
reclining,
Self-portrait
with sculpture, como
ejemplo-
muestra un
desinterés
por la connotación, el
contexto, la
significación más allá de la propia figura; en definitiva, muestra
la
fascinación por el
ser humano como objeto complejo y, a través de su
obra, pretende
estar más
cerca del misterio
de la vida. 7
Recordemos:
La
ejecución
(1967), Miseria
(1991)
o Liberación
Gay
(1980) son los títulos de algunas de
las obras de George
Segal. Nada
que ver.
En
el sentido más fundamental del término, el arte de De Andrea
resulta
clásico. La
sensibilidad del artista se
me
presenta
como...mediterránea:
sus figuras están relacionadas con las madonnas y santos de España,
Italia y México con su vestimenta y pelo natural.
Imagino
sus esculturas con lágrimas
de cristal y
mantos primorosamente bordados por manos fervorosas8.
Sin embargo, las figuras de De Andrea
son
completamente seculares, sin la pasión sentimental que tipifica
estas imágenes religiosas. Entonces,
¿qué son las obras de De Andrea? El propio artista explica que su
máxima aspiración es conseguir
que respiren. Entiendo
en
su respuesta un deseo de alcanzar la maestría absoluta en su trabajo
hasta el punto en
que se disuelva
el límite entre la realidad y su
representación.
No
creo que pueda alcanzarse
este
punto y, lo que es peor, tampoco opino
que sea demasiado interesante. Y es que, además, elescultor se ha subido muy tímidamente
al
carro de
los nuevos materiales.
Se
mantiene
fiel
al
bronce, polivinilo
y
fibra de vidrio y
a la
finalización
de sus
piezas
con múltiples veladuras de óleo. Los
acabados que obtiene con estás técnicas demuestran una pericia
pictórica y
escultórica más
que admirables
pero con
un
efecto
menos realistas de
los
que aportan
los llamados materiales fx -derivados de los
efectos especiales
y
donde la silicona es la estrella-
que
son usados hoy en día.
Me
pregunto,
¿es
pertinente
el
trabajo de John De Andrea hoy? Rotundamente,
sí. Estamos
en la era del realismo. Lo vemos
en los
derroteros
que han
seguido el cine,
los
video
juegos
o
la
robótica. Cuanto
más real, mejor. Lo
pulcro, liso e impecable es la seña
de identidad de la época actual. Es en lo que
coinciden las obras de Jeff Koons, los iPhone y la depilación
con
láser.
Más
allá del
aspecto
estético, encarna la actual sociedad
positiva en la que la negatividad queda fuera ya que no encaja en la cultura del "me gusta" de carácter inmediato.
1 En
1972 se expuso, por primera vez en París, el trabajo de los
fotorrealistas norteamericanos. Entre ellos, Estes, Close, Eddy y De
Andrea. La muestra se llamó Hyperréalistes américains, fue
en la Galerie des 4 Mouvements y
comisariada por Daniel Abadie.
2 La
mayor parte de estas declaraciones las hizo el artista en una
entrevista concedída a la revista Art
Crash con motivo
de la celebración de la exposición en la Galerie Vallois que se
comenta en este trabajo:
https://www.crash.fr/a-meeting-with-john-deandrea/
3 En
Hacia
una psicología del Arte. Arte y entropía,
Arnheim defiende que una estatuaque representa a una mujer es una mujer, no la forma de una mujer;
siendo
esto
válido para una Venus romana, una Madonna gótica,
una talla de madera africana o las figuras reclinadas de Henry
Moore.
4 “En
efecto, el olfato, el gusto y
el tacto se relacionan con lo material como tal y con las cualidades
inmediatamente sensibles de lo mismo; el olfato con la
volatilización material a través del aire, el gusto con la
disolución material de los objetos, y el tacto con el calor, el
frío, la dureza, etc”. cfr.
HAN: 13
5
ARNHEIM:112
6 John
De
Andrea,
al ser preguntado sobre las similitudes con otros artistas
hiperrealistas, declara no tener ninguna conexión con nadie en el
mundo del arte:
https://www.crash.fr/a-meeting-with-john-deandrea/
7 En
este punto, recuerdo
a
los
grandes Egon
Schiele (Standing
male nude,
Standing
woman in red,
Female
nude)
y
Lucien Freud
(Naked
girl, Painter and model, Annie and Alice).
En
ellos,
la connotación, el contexto y la significación más allá de la
propia figura eran totales, su pretensión era ver
el
ser que tenía frente a sus ojos como un misterio a desentrañar por
lo que, en su caso, el carácter descriptivo de los títulos de las
obras, generan un conflicto en el espectador más que interesante.
8 El
artista declara que no se
puede
ser italiano durante siglos y, tras un par de generaciones en
Estados Unidos, dejar de serlo. Cuenta
que, a pesar de no ser creyente, fue criado como un niño católico
y considera que, aun hoy, mantiene una relación con la Iglesia.
Periódico cultural de Denver, Westword:
https://www.westword.com/arts/real-to-real-5064525
Bibliografía
-Arnheim,
R. (1980). Hacia una psicología del arte. Arte y entropía.
Madrid: Alianza
-Burke,
E. (1985). Indagación filosófica sobre el origen de nuestras
ideas acerca de lo sublime y lo bello. Murcia: Colegio Oficial de
Aparejadores y Arquitectos Técnicos
-Guasch,
A.M. (2009). El
arte del siglo XX en sus exposiciones: 1945-2007.
Barcelona: Ediciones del Serbal.
-Han,
B-C. (2015).
La salvación de lo bello. Edición
digital en
https://www.academia.edu/36902429/Byung_Chul_Han_La_salvacion_de_lo_bello_pdf
-Hegel,
G.W.F. (1983). Estética, v.2. La idea
de lo bello artístico o lo ideal. Buenos Aires: siglo XX
-Hegel,
G.W.F. (1983). Estética, v.6. La
arquitectura y la escultura. Buenos Aires: siglo XX
-López
de Benito, R. (2013).
Arte y realidad. El cuerpo como territorio de mímesis en el arte
contemporáneo.
Revista
de Bellas Artes de la Universidad
Complutense de Madrid,
13,
15-38
en
Webgrafía
-Galerie
Vallois, pagina
oficial recuperado
de
http://www.galerie-vallois.com/exposition/john-deandrea/
-John
De Andrea, página oficial recuperado de
-Leturcq,
A. A meeting with John De Andrea. Crash Magazine recuperado de
-Paglia,
M. (12 de octubre de 2000). Real to real. Periódico digital
Westword:
Denver's
independent sources
of local news and culture
recuperado
de
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